viernes, 4 de mayo de 2012

PRINCIPIOS EDUCATIVOS DE EMMI PIKLER.


Emmi Pikler nació en 1902, estudió pediatría en Viena y desarrolló su carrera profesional en Budapest. En 1946 recibe el encargo de dirigir una institución para huérfanos y niños abandonados menores de 3 años. La II Guerra Mundial había dejado huérfanos a gran cantidad de niños que vivían acogidos en orfelinatos en condiciones de deprivación. Los estudios de Spitz, coetáneo de Pikler, ponían de manifiesto los problemas que se derivaban de estas situaciones en las que los niños crecían sin referentes afectivos, sin la posibilidad de establecer vínculos relacionales estables. El llamado Síndrome del Hospitalismo era la prueba palpable de la gravedad de las condiciones de estas instituciones públicas. Pikler se propuso modificar la situación demostrando que estos niños podían educarse y crecer en condiciones adecuadas, aún residiendo en una institución. En 1970, el instituto Lóczy fundado por Pikler se convirtió en un centro de educación e investigación para la mejora del desarrollo de los niños.
Ayudaba a los padres a la observación de su bebé para que ellos mismos descubrieran la importancia de tener confianza en la capacidad de desarrollo del niño. Con ellos razonaba la creación de las condiciones materiales y emocionales más adecuadas para que las actividades del niño fueran más ricas, sin necesidad de intervenir directamente en su juego ni en su acción. Estos principios fueron trasladados al instituto Lóczy y desarrollados  a lo largo de su trayectoria.
Emmi Pikler propone un modo de plantear el trabajo psicomotor con el niño/a basado en la no intervención del adulto.
Las nociones esenciales del pensamiento de la doctora Pikler se pueden sintetizar en los siguientes apartados:
-        El valor de la actividad autónoma: El movimiento libre, la actividad iniciada por el mismo niño, el aprendizaje autónomo y la noción de competencia. Todas ellas subrayan la autonomía del niño desde la primera infancia, desde el inicio de la vida.
-        El valor de una relación afectiva privilegiada y la importancia de la misma: el papel que debe desempeñar el adulto en la forma de relacionarse con el niño. La observación
-        La necesidad de ayudar al niño a tomar conciencia de sí mismo y de su entorno.
El pensamiento de Pikler tiene como base la confianza y el respeto al niño, considerándole una persona desde el nacimiento, una persona que es parte activa de su propia evolución, una evolución que se basa en la actividad y en la autonomía. Emmi Pikler confía en el niño, en la capacidad innata y social del aprendizaje de los recién nacidos y de los bebés, cree en su capacidad de desarrollo autónomo y busca favorecerlo respetando su iniciativa, en el proceso de evolución de sus movimientos, en la manifestación de su desarrollo psíquico, en su juego, en su pensamiento y en su comunicación con los demás.
Cuando el niño actúa por su propia iniciativa e interés, aprende y adquiere capacidades y conocimientos mucho más sólidos que si se intenta inculcarle desde el exterior estos mismos aprendizajes.
Pikler considera fundamental el valor de la actividad autónoma del niño sobre la base de sus propias iniciativas en el aprendizaje de los movimientos. Sus planteamientos parten del convencimiento de que el niño que aprende a moverse  y a andar por sus propios tanteos y experiencias sin recibir soluciones preelaboradas y sin que el adulto interfiera en sus exploraciones, progresa y adquiere conocimientos de una naturaleza distinta, más sólida que el niño protegido o enseñado a moverse y a alcanzar los niveles de desarrollo que los adultos consideran adecuados.

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